El mítico jugador del Barcelona y la selección holandesa fallece a los 68 años tras una larga lucha contra el cáncer
Johan Cruyff ha fallecido este jueves en Barcelona a los 68 años de edad después de una dura lucha contra un cáncer, según ha anunciado su familia en un comunicado difundido a través de su página web. El pasado 22 de octubre de 2015, también su familia, confirmaba que al mítico jugador del Barcelona y la selección holandesa de fútbol se la había diagnosticado un cáncer de pulmón solo dos días antes.
Formado en la escuela del Ajax -vivía a la vuelta de la esquina del club-, Cruyff siempre destacó con la pelota entre los pies. Quemó etapas a una velocidad de vértigo y se asentó en un equipo profesional que prontó sería la envidia de Europa por su juego un tanto anárquico pero definitivo porque todos hacía de todo. Así, a las órdenes de Rinus Michels, quien es considerado su padre futbolístico [al menos en cuanto a idea y desarrollo del concepto del juego], conquistó tres Copas de Europa consecutivas entre 1971 y 1973, además de múltiples títulos nacionales, liderando a un equipo que pasó a la historia.
Nadie duda de que Cruyff es uno de los mejores futbolistas de la historia, galardón que comparte con figuras como Pelé, Di Stéfano, Maradona y Messi, entre otros. Parte de ese reconocimiento le llegó con la selección holandesa. Fue, sobre todo, en el Mundial de 1974, cuando a los oranje se les bautizó como a La Naranja Mecánica por la extensión del fútbol que practicaba el Ajax, por un fútbol rebelde que incluso acompañaban con largas melenas y cortes de pelo a loBeatle. Aunque perdieron en la final ante la Alemania capitaneada por Beckenbauer, quizá es la derrota más triunfadora que hay en el mundo del fútbol.
Acabado el torneo de Alemania, Cruyff firmó por el Barcelona convirtiéndose en el fichaje más caro de la historia del club, que pagó al Ajax 60 millones de pesetas. Como jugador del Barcelona agrandó su leyenda y conquistó un título liguero, en 1974, y una Copa del Rey cuatro años después. Pasó también por Los Ángeles Aztecas y Washington Diplomats (EEUU), jugó varios meses en el Levante en Segunda División y regresó a Holanda. Y, en lo que fue en un gesto de despecho porque no le quisieron en el Ajax, optó por firmar por su mayor enemigo, por el Feyenoord [gesto que en Holanda aún se lo recriminaba hoy en día parte de la cúpula directiva ajacied], donde colgó las botas pero no su pasión por el balón.
Así, regresó al Ajax como técnico entre 1985 y 1988 para después firmar por el Barcelona, donde empezó su verdadero reinado -por más que el presidente Josep Lluís Núñez se lo discutiera- azulgrana.
Fuente: deportes.elpais.com
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