El falso mito del corte de digestión

  • Se llama hidrocución y es un problema circulatorio, no digestivo, ya que se trata de un cuadro sincopal producido por el cambio brusco de temperatura

  • Cuántas veces habremos escuchado a nuestros padres decirnos que teníamos que esperar dos horas después de comer para poder meternos en el agua. Quizás lo hacían más por su salud y poder dormir la siesta, sin tenernos que estar vigilando, porque lo del ‘corte de digestión’ propiamente dicho es todo un mito
    Es cierto que durante décadas se pensó que era peligroso bañarse después de comer, pero como afirma el doctor Luis Moreno Almazán, jefe de Servicio de Aparato Digestivo de los Hospitales Universitarios HM Montepríncipe, HM Torrelodones y HM Puerta del Sur, la propia expresión «corte de digestión» es poco acertada, ya que realmente es una «hidrocución».


    La hidrocución se trata de un cuadro sincopal producido por el cambio brusco de temperatura al entrar nuestro organismo en contacto con el agua fría. «Es decir, no es un problema digestivo, sino cardiocirculatorio. El contacto brusco con el agua fría produce una disminución de la frecuencia cardiaca con disminución del flujo de sangre al cerebro que puede llevar a la pérdida de conocimiento e incluso a la parada cardiorrespiratoria», explica.
    Una hidrocución puede estar provocada por meterse bruscamente en el agua después de: tomar el sol durante mucho tiempo, hacer ejercicio físico intenso, realizar una comida copiosa o tomar algunos psicofármacos.
    Los síntomas son cefalea, palidez, náuseas, vómitos, mareo, visión borrosa, pérdida de conocimiento (en casos graves) y parada cardiorrespiratoria (en casos extremos).
    «La medida más eficaz para prevenir una hidrocución es no zambullirse de golpe, sino entrar poco a poco en el agua mojando los pies, las muñecas y la nuca, así como evitar la exposición prolongada al sol o comer mucho antes de meterse en el agua», señala el doctor Moreno Almazán.
    El experto concluye afirmando que sí está permitido el baño después de comer. «De hecho, si tenemos a nuestros hijos durante dos horas expuestos al sol sin bañarse, podemos favorecer que una vez cumplido el tiempo, se lancen ansiosos al agua y sufran una hidrocución. Recomiendo prudencia, comer con moderación y meterse despacio en el agua», concluye el experto.
Fuente: diariosur.es