Una de las escenas más memorables de Indiana Jones y El Templo Maldito es la cena con cerebro de mono en el menú. Hay muchas más, claro, y enumerarlas supondría hacer un resumen de la película entera. Eso me llevaría a verla. Y ya puestos, vería toda la saga. Sería feliz, sí, pero habría faltado al trabajo, a toda relación social con mi entorno, a la posibilidad de emocionarme con algo nuevo y... euh... sí, sería completamente feliz sacrificando todo eso por Indy.
Volvamos al pastel: la elaboración es compleja. Lleva tres días hacerlo y la lista de ingredientes y directrices da más miedo que el propio mono (podéis ver las instrucciones aquí). Pero salta a la vista que el resultado merece la pena. Yo me abstengo de intentarlo porque estoy seguro de que me saldría una tortilla francesa. No importa las veces que intente hacer algo en la cocina, el resultado es siempre una tortilla francesa. Pensándolo bien, a lo mejor si intento hacer una tortilla francesa me sale un pastel de cerebro de mono. Sí, seguro.
Fuente: nopuedocreer.com
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